El concreto lanzado es una mezcla de cemento, agregados y agua, lanzados neumáticamente desde una boquilla hacia una superficie, para producir una masa adherible, densa y homogénea.
Se elabora por dos métodos, la vía seca y la vía húmeda.
La vía seca es un método de colocación de concreto en el cual por medio de aire comprimido, se “lanza” una mezcla seca de cemento y arena a través de una manguera, y al salir por la boquilla se le inyecta agua, lo que permite colocar la mezcla sin escurrirse por su bajo revenimiento. La vía húmeda es esencialmente idéntica, excepto que a la mezcla se le añade agua antes de ser expulsada neumáticamente.
En ambos casos, el objetivo es obtener un concreto compacto, bien adherido y resistente, que reduzca la pérdida o merma que pueda presentarse por la mala colocación del material. Debido a las características del material, la energía cinética del lanzado se transforma en energía de compactación, de modo que la fuerza de proyección confiere resistencia e impermeabilidad.
Una ventaja adicional es que este método no requiere el uso de cimbras, aunque en algunas obras se emplea acero estructural como elemento de refuerzo, para evitar agrietamientos por contracción térmica y de secado durante el proceso de fraguado.
A mediados del siglo XX se introdujeron pistolas para la aplicación por vía seca, lo cual permitió aplicar concretos con agregado grueso. También se diseñaron pistolas rotativas para la colocación por vía húmeda, lo que permitió un sistema de alimentación continuo.
Gracias a estas innovaciones, el proceso de lanzado de concreto ha consolidado su utilidad, efectividad y flexibilidad, estableciéndose como un proceso estandarizado en la industria del concreto, hasta nuestros días[1] .
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Es importante comentar que en cuanto a sus características, las mezclas de concreto lanzado requieren más de 400 kg/m3 de cementantes, debido a la necesidad de lograr un material con gran cohesión, que reduzca al máximo el desprendimiento del material una vez que impacta sobre la superficie (efecto rebote).
Adicionalmente, debido a que la mezcla se transporta por una manguera flexible, el tamaño máximo del agregado ronda los 19 milímetros, requiriendo un aditivo estabilizador para que mantenga su fluidez hasta el momento de ser proyectado, por lo cual, a nivel boquilla, se le combina con un aditivo acelerante para el secado instantáneo, que le permita adquirir la rigidez necesaria en segundos.
Entre las ventajas del concreto lanzado frente a los concretos convencionales podemos mencionar la considerable reducción de cimbras, resistencia y durabilidad del material; la aplicabilidad del producto en sitios confinados o de difícil acceso, así como la rapidez en la aplicación de capas para alcanzar un mayor espesor, su bajo desperdicio y la posibilidad de proyectarse con colorante en la última capa.
